De pelicula, un sueño hecho realidad. El 28 de diciembre del 2009, donde los familiares más cercanos de Álex Freyre (39 años) y José María Di Bello (41) sabían que, en Ushuaia (Argentina), estaba a punto de realizarse el primer polémico e histórico matrimonio homosexual de América latina. Los mismos novios se enteraron “apenas tres horas antes de la boda”, confesaría después Freyre a los medios argentinos. Si bien estaba claro que la pareja gay tenía acordado con el Gobierno de Tierra del Fuego el permiso para realizar la ceremonia civil, no esperaba que su solicitud fuera procesada tan rápido. Así, en la tarde del día de Todos Santos, la “última ciudad del mundo” fue el escenario del final de una larga peripecia a través de las cortes judiciales y gobernaciones de Argentina.
Palabra rota y sueño cumplido
“¡Prometimos casarnos antes de fin de año y lo hicimos!´ Con esas palabras exultantes Álex Freyre confirmó al diario porteño El Clarín la concreción de su matrimonio en Ushuaia. ´Conocemos la ley, nuestros derechos y sabíamos que era posible en Argentina´, agregó el flamante esposo.
La pareja no ahorró en sus arrumacos durante las conferencias de prensa que siguieron a la ceremonia. El primer matrimonio gay de Latinoamérica pasó su luna de miel dando declaraciones y exhortando a otros homosexuales a seguir sus pasos.
´Hoy son cien las parejas dispuestas a iniciar el camino que nosotros logramos allanar con esta lucha´, señaló Freyre. Sin embargo, los esposos reconocieron que sus problemas todavía no han terminado. “Van a tratar de anular el enlace —pronosticó Di Bello— pero nosotros seguiremos defendiendo nuestros derechos”. Aludía a la campaña que Álex y José iniciaron el 22 de abril del año pasado, cuando un Registro Civil de Buenos Aires rechazó su primera solicitud de matrimonio.
Fue una negativa contundente. Freyre y Di Bello no se podrían casar en la capital. Pero tenían la opción de “legalizar su unión civil”, figura jurídica que reconoce a las parejas homosexuales en cuatro ciudades de Argentina.
Los novios no estaban satisfechos con la sugerencia. Para estos dos voluntarios del Instituto Argentino contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) el verdadero reconocimiento de su relación y ciudadanía era el matrimonio civil.
´Nosotros no buscamos unión civil, queremos los mismos derechos con los mismos nombres que cualquier pareja que decide unir su vida´, declaró Álex, poco después. ´Queremos matrimonio, a nadie perjudicamos si conquistamos este derecho y a nosotros nos hace mucho bien´.
Los novios hace diez años, no desistieron en su propósito. Apenas salieron de las oficinas del registro Civil porteño, Freyre y Di Bello presentaron un amparo ante la Corte Suprema.
Mientras los novios esperaban una respuesta a su recurso, el debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo se caldeaba en el continente. Pasaron ocho meses antes de que Freyre y Di Bello recibieran la buena nueva, en la que los tribunales daban pie a al celebración de la boda civil en plena capital argentina.
Sí... pero no
Con el fallo del 13 de noviembre, la jueza Gabriela Seijas dio luz verde al enlace de la pareja gay. Su argumento fue contundente: “La ley debe tratar a cada uno con igual respeto en función de sus singularidades, sin necesidad de entenderlas o regularlas”, puntualizó.
Álex y José María no tardaron en expresar su satisfacción públicamente. Di Bello contó a El Clarín: “Cuando nos enteramos no paramos de llorar. Era un triunfo y un sueño cumplido”.
Los planes suspendidos en abril entonces retomaron la marcha. Amigos y familiares preparaban la fiesta; mientras medios de todo el mundo hicieron espacio en sus agendas para cubrir, el 1 de diciembre, la primera boda entre personas del mismo sexo del continente latinoamericano.
Pero, así como los tribunales dieron alegría también arrojaron agua fría. El 30 de noviembre, la jueza, Martha Gómez Alsina, declaró nulo el primer fallo que permitía el matrimonio. Se sospechó de presiones de la Iglesia Católica. Así, el 1 de diciembre, con las esperanzas por los suelos, los novios protestaron. Parecía que habían perdido la batalla.
Pioneros del cambio
La boda se postergaría al menos otros ocho meses hasta que la justicia atienda el segundo amparo de la pareja. Sin embargo, el destino llevó a Álex y José a Tierra del Fuego. Allí se contactaron con la oficina de la gobernadora Fabiana Ríos y cambiaron su residencia legal a Ushuaia. El 22 de diciembre presentaron su solicitud de matrimonio civil.
La pareja estaba dispuesta a esperar el tiempo necesario. Pero, apenas seis días después de su solicitud, el 28 de diciembre, Ríos la declaraba procedente. Esa misma tarde, pese a protestas de los conservadores y la Iglesia, Freyre y Di Bello intercambiaban anillos ante la ley argentina.
Con un sonoro y emotivo “sí” y un beso final, la ciudad del fin del mundo fue escenario del principio de un cambio. Álex y José María fueron pioneros en el continente.
Palabra rota y sueño cumplido
“¡Prometimos casarnos antes de fin de año y lo hicimos!´ Con esas palabras exultantes Álex Freyre confirmó al diario porteño El Clarín la concreción de su matrimonio en Ushuaia. ´Conocemos la ley, nuestros derechos y sabíamos que era posible en Argentina´, agregó el flamante esposo.
La pareja no ahorró en sus arrumacos durante las conferencias de prensa que siguieron a la ceremonia. El primer matrimonio gay de Latinoamérica pasó su luna de miel dando declaraciones y exhortando a otros homosexuales a seguir sus pasos.
´Hoy son cien las parejas dispuestas a iniciar el camino que nosotros logramos allanar con esta lucha´, señaló Freyre. Sin embargo, los esposos reconocieron que sus problemas todavía no han terminado. “Van a tratar de anular el enlace —pronosticó Di Bello— pero nosotros seguiremos defendiendo nuestros derechos”. Aludía a la campaña que Álex y José iniciaron el 22 de abril del año pasado, cuando un Registro Civil de Buenos Aires rechazó su primera solicitud de matrimonio.
Fue una negativa contundente. Freyre y Di Bello no se podrían casar en la capital. Pero tenían la opción de “legalizar su unión civil”, figura jurídica que reconoce a las parejas homosexuales en cuatro ciudades de Argentina.
Los novios no estaban satisfechos con la sugerencia. Para estos dos voluntarios del Instituto Argentino contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) el verdadero reconocimiento de su relación y ciudadanía era el matrimonio civil.
´Nosotros no buscamos unión civil, queremos los mismos derechos con los mismos nombres que cualquier pareja que decide unir su vida´, declaró Álex, poco después. ´Queremos matrimonio, a nadie perjudicamos si conquistamos este derecho y a nosotros nos hace mucho bien´.
Los novios hace diez años, no desistieron en su propósito. Apenas salieron de las oficinas del registro Civil porteño, Freyre y Di Bello presentaron un amparo ante la Corte Suprema.
Mientras los novios esperaban una respuesta a su recurso, el debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo se caldeaba en el continente. Pasaron ocho meses antes de que Freyre y Di Bello recibieran la buena nueva, en la que los tribunales daban pie a al celebración de la boda civil en plena capital argentina.
Sí... pero no
Con el fallo del 13 de noviembre, la jueza Gabriela Seijas dio luz verde al enlace de la pareja gay. Su argumento fue contundente: “La ley debe tratar a cada uno con igual respeto en función de sus singularidades, sin necesidad de entenderlas o regularlas”, puntualizó.
Álex y José María no tardaron en expresar su satisfacción públicamente. Di Bello contó a El Clarín: “Cuando nos enteramos no paramos de llorar. Era un triunfo y un sueño cumplido”.
Los planes suspendidos en abril entonces retomaron la marcha. Amigos y familiares preparaban la fiesta; mientras medios de todo el mundo hicieron espacio en sus agendas para cubrir, el 1 de diciembre, la primera boda entre personas del mismo sexo del continente latinoamericano.
Pero, así como los tribunales dieron alegría también arrojaron agua fría. El 30 de noviembre, la jueza, Martha Gómez Alsina, declaró nulo el primer fallo que permitía el matrimonio. Se sospechó de presiones de la Iglesia Católica. Así, el 1 de diciembre, con las esperanzas por los suelos, los novios protestaron. Parecía que habían perdido la batalla.
Pioneros del cambio
La boda se postergaría al menos otros ocho meses hasta que la justicia atienda el segundo amparo de la pareja. Sin embargo, el destino llevó a Álex y José a Tierra del Fuego. Allí se contactaron con la oficina de la gobernadora Fabiana Ríos y cambiaron su residencia legal a Ushuaia. El 22 de diciembre presentaron su solicitud de matrimonio civil.
La pareja estaba dispuesta a esperar el tiempo necesario. Pero, apenas seis días después de su solicitud, el 28 de diciembre, Ríos la declaraba procedente. Esa misma tarde, pese a protestas de los conservadores y la Iglesia, Freyre y Di Bello intercambiaban anillos ante la ley argentina.
Con un sonoro y emotivo “sí” y un beso final, la ciudad del fin del mundo fue escenario del principio de un cambio. Álex y José María fueron pioneros en el continente.
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